EL BARÇA GANÓ LA COPA HOMENAJEANDO A GUARDIOLA CON UN BAILE DE FÚTBOL
Como Pedro por su casa
La final aguantó casi menos que el himno. El Barça ya ganaba a los tres minutos
Doblete de Pedro con mensaje incluido a Del Bosque
Pep se marcha levantando su decimocuarto título
La final de Copa duró casi como el himno que se pitó en el Calderón. Allí, en el Manzanares, el Barcelona se adueñó de la gabarra del Athletic y se paseó en ella exhibiendo su preciosa figura. Los rojiblancos tuvieron la mala suerte de estar en el peor lugar en el peor momento posible teniendo enfrente al Barcelona de Guardiola, y justo el día de la despedida de su mentor. Fue una muestra absoluta de lo que ha dejado Pep, que se fue del Barcelona disfrutando con un triunfo de su equipo y con la forma de vida con la pelota que les ha hecho diferentes. Sus jugadores le homenajearon y cerraron con un título el mejor ciclo de su historia.
La Copa del Rey endulza una temporada sin Liga y sin Champions. Se va Guardiola, pero su legado permanecerá para siempre en un Barcelona que hace lo que sabe como nadie, lo que resulta ser una maravilla para la vista. El Athletic, mientras, volvió a llorar como hizo en Bucarest. Se bañó entre lágrimas, esta vez, por la impotencia de cruzarse con el último Barcelona de Guardiola. Es lo mínimo que se podía esperar.
El himno, despreciado durante 27 segundos, duró poco, pero poco más duró la final, que se acabó a los tres minutos, aunque eso ya se podía intuir viendo los ojos de los jugadores azulgranas y los avisos de Messi y Pedro antes del gol del chicharrero.
El marcador se abrió a los tres minutos después de un córner a favor del Barça. El balón se dirigió al corazón del área y Javi Martínez estuvo torpe, todo lo contrario que Pedro, que no descansa ni cuando se sienta en el banquillo. Disparó con todas las ganas del mundo y se la tragó Gorka. El tinerfeño demostró a Del Bosque que no ha perdido lo que le hace especial. Señaló la Eurocopa como próximo plato que llevarse a la boca.
El balón lo escondió el Barcelona y el Athletic ni lo vio pasar. Los de Bielsa se sintieron utilizados por un equipo que fue fiel a su idiosincrasia, llevada a su máxima expresión con y sin el cuero. Los goles llegaron como consecuencia natural de lo que se estaba viendo en el Calderón y en 24 minutos se cerró lo que siempre manejaron Xavi e Iniesta. Messi hizo el 0-2 con la derecha a pase de Iniesta y, poco después, Pedro repitió marcando con la izquierda, con el interior y con la clase que distingue a los que saben de esto.
Con la cabeza bien alta y una corona
Con 0-3 en el marcador, Fernández Borbalán no quiso darle ni una esperanza al Athletic al no pitarle un penalti por un clamoroso agarrón de Piqué a Llorente. Tuvo mérito también lo del equipo de Bielsa, que no se dio por vencido a pesar de los pesares. Quiso honrar la competición, su historia y una temporada que no supone el final de nada, sino más bien todo lo contrario.
Bielsa, como hizo en Rumanía, buscó soluciones al descanso dando entrada a Iñigo Pérez y Ander. Javi Martínez siguió siendo centrocampista ante la ausencia de Iturraspe y la segunda mitad le sirvió a Guardiola para saborear lo que ha construido y que deja en manos de Tito, el discípulo del maestro. La final se igualó, pero ya todo daba igual. Pep acabó levantado la Copa al cielo. Puede irse orgullosísimo, no con la cabeza bien alta, sino con una corona en la cabeza.
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